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miércoles, marzo 12, 2008

CANTAR DE LOS CANTARES -- REY SALOMON -- POESIA EROTICA

  • Salomón

    Cantar de cantares (Biblia)
    Versión en octava rima de Fray Luis de León

  • Capítulo I
  • Esposa
  • Bésame con su boca á mí el mi amado,
    son mas dulces, quel vino, tus amores:
    tu nombre es suave olor bien derramado,
    y no hay olor, que iguale tus olores:
    por eso las doncellas te han amado,
    conosciendo tus gracias, y dulzores:
    llévame en pos de ti, y correremos,
    no temas, que jamás nos cansaremos.
  • Mi Rey en su retrete me ha metido,
    donde juntos los dos nos holgaremos:
    no habrá allí descuido, no habrá olvido,
    los tus dulces amores cantaremos:
    en ti se ocupará todo sentido,
    de ti, por ti, en ti nos gozaremos:
    que siendo sin igual tu hermosura,
    á ti solo amará toda dulzura.
  • Morena soy, mas bella en lo escondido,
    ó hijas de Sión, y muy hermosa:
    porque allí en lo interior no ha podido
    hacerme daño el sol, ni empecer cosa:
    á tiendas de Cedar he parescido:
    que lo que dentro está, es cosa preciosa,
    velo de Salomón, que dentro encierra
    la hermosura, y belleza de la tierra.
  • Mi color natural bien blanco ha sido:
    que aquesta tez morena me causára
    el sol, que andando al campo me ha herido:
    fuerza de mis hermanos me forzára,
    de aquellos, que la mi madre ha parido,
    que unas viñas suyas yo guardára:
    guardé sus viñas con mucho cuidado,
    y la mi propria viña no he guardado.
  • Dime, amor de mi alma, ¿dó apascientas
    el tu hermoso ganado, y tu manada?
    ¿adónde haces tu siesta, dónde asientas?
    ¿dónde tienes tu albergue, y tu majada?
    que no es justo, mi Esposo, que consientas,
    qu’entre pastores tantos yo ande errada:
    qu’en tierra, dó apascientan mil pastores,
    ¿cómo podré yo hallar los mis amores?
  • Esposo
  • Si no sabes, bellísima pastora,
    el valle, dó apasciento el mi ganado,
    toma tus cabritos, y á la hora
    seguirán el camino mas hollado;
    caminando por él vernás dó mora
    el tu dulce pastor, y desposado;
    allí podrán pascer los tus cabritos
    entre los de los otros pastorcitos.
  • A la yegua de mi carro presciada
    paresces en el brio, Esposa mia,
    bella, gentil, lozana, y bien tallada,
    y lleno ese tu rostro de alegría,
    tu mexilla es de perlas arreada,
    y el cuello con collar de pedrería:
    zarcillos de oro fino te daremos,
    y un esmalte de plata les pondremos.
  • Esposa
  • Quando estaba el Rey mio en su reposo,
    mi nardo dió su olor muy mas crescido:
    manojuelo de mirra es el mi Esposo,
    por eso entre mis pechos le he metido,
    racimo de Copher muy oloroso,
    qu’en viñas de Engaddi se ha cogido:
    para mí quiero yo los sus olores,
    pues sé que están en él los mis amores.
  • Esposo
  • ¡O cómo eres hermosa, amiga mia!
    ¡ó cómo eres muy bella, y muy graciosa!
    tus ojos de paloma en la alegría.
  • Esposa
  • O dulce Esposo mio, y que no hay cosa
    que iguale á tu belleza, y gallardía:
    no hay cosa acá en la tierra ansí olorosa:
    nuestro lecho es florido, y la morada
    de cedro, y de cipres está labrada.
  • Capítulo II
  • Esposa
  • Yo soy rosa del campo muy hermosa,
    y azucena del valle muy preciada.
  • Esposo
  • Qual entre las espinas es la rosa,
    tal entre las doncellas es mi amada.
  • Esposa
  • Como es ver un manzano, estraña cosa,
    entre robles, y encinas estimada;
    tal es á mí la vista de mi Esposo,
    qu’entre todos los hijos es gracioso.
  • Debaxo de su sombra he deseado
    sentarme, y me asenté, y ansí he cogido
    la hermosa, y dulce fructa, que él me ha dado:
    la cual por su dulzor bien me ha sabido.
  • A la casa del vino me ha llevado,
    y el su divino amor allí he sentido:
    cercadme de manzanas, y de olores,
    que herida, y muy enferma estoy de amores.
  • La mano de mi amor izquierda quiero
    para me reclinar, y esto me place:
    presto, no se detenga, que me muero,
    y con la su derecha que me abrace.
  • Esposo
  • ¡O, hijas de Sion! de aquí os requiero
    por cabra, y corzo, que en el monte pasce,
    no desperteis mi amada, que ya duerme,
    fasta que ella de suyo se recuerde.
  • Esposa
  • Vos de mi amado es esta; vedle, viene,
    los montes, y el collado atravancando:
    ninguna sierra, ó monte le detiene,
    las cabras, y los corzos semejando;
    vedle como se allega, y se detiene,
    detrás de mi pared está acechando:
    ¿no veis como se asoma al agujero,
    ya se quita, y se pone muy ligero?
  • Hablado me ha el mi amado, y mi querido:
    Levántate del lecho, amiga mia,
    vénte conmigo, qu’ el invierno es ido,
    y las flores nos muestran ya alegría:
    el campo está muy bello, y muy florido,
    y el tiempo del podar se descubria,
    voz de la tortolilla ha ya sonado,
    despierta con su voz nuestro cuidado.
  • La higuera muestra ya el fructo sabroso,
    las viñas, que florescen, dán su olor:
    levántate, quel tiempo es deleytoso,
    y vén, paloma mia, vén, mi amor,
    gocemos deste campo tan hermoso:
    que en aquellas penas de mayor altor,
    en unos agujeros abscondidos
    haremos nuestro albergue, y nuestros nidos.
  • Descúbreme tu vista amable, y bella,
    muéstrame tus facciones tan hermosas,
    suene tu voz suave, hermosa estrella.
  • Esposa
  • Cazadme, dixe yo, aquellas raposas,
    las raposas pequeñas, que gran mella
    hacen en mi viña las rabiosas:
    á todas las tomad, haced que huyan,
    ántes que la mi viña me destruyan.
  • Mio es el Esposo, mio, y muy amado,
    y yo soy toda suya, y él me quiere
    de aquel, qu’ entre las flores su ganado
    apascienta, seré mientras viviere.
  • Quando las sombras huyan por el prado,
    vendraste á mí, mi amor, si te pluguiere,
    como la cabra, ó corzo bien ligero,
    saltando por los montes, que te espero.
  • Capítulo III
  • En mi lecho en las noches he buscado
    al que mi alma adora, y no le hallando,
    torné á buscarle con mayor cuidado,
    y saltando del lecho sospirando,
    entré por la ciudad, y he rodeado
    las plazas y las calles caminando;
    de tanto caminar cansada estaba,
    mas nunca pude hallar al que buscaba.
  • Halláronme las guardas, que rondando
    andaban la ciudad la noche escura;
    y yo acerquéme á ellas preguntando,
    ¿habeis visto á mi amado por ventura?
    y desque un poco dellos alejando
    me voy, hallé el mi amor, y mi hermosura:
    túvelo yo abrazado, y bien asido,
    y en casa de mi madre lo he metido.
  • O hijas de Sion, yo os ruego, y pido
    por la cabra, y el ciervo, y el venado,
    no hagais bullicio alguno, ni ruido,
    porque no desperteis mi dulce amado,
    que sobre el lecho mio se ha dormido;
    esperad qu’ el despierte de su grado:
    juntaos aquí conmigo, y velaremos,
    y este su sueño dulce guardaremos.
  • Compañeras
  • ¿Quién es esta, que sube del desierto
    como coluna bella, y muy hermosa,
    qu’ el humo del encienso ha descubierto,
    hasta dar en las nubes olorosa?
    el cielo de su olor lleno está cierto:
    ¡ó cómo es la su vista hermosa cosa!
    la mirra, y los perfumes olorosos
    en ella muestran ser muy mas preciosos.
  • Cercad bien con los ojos aquel lecho
    del gran Rey Salomón tan adornado;
    sesenta fuertes hombres muy de hecho
    le tienen todo en torno rodeado,
    hombres de gran valor, y fuerte pecho,
    y en armas cada qual bien enseñado:
    todos tienen al lado sus espadas
    por temor de la noche, y empuñadas.
  • Una morada bella ha edificado
    para sí Salomón de extraña hechura;
    el su monte de líbano ha cortado,
    para de cedro hacer la cobertura;
    de plata las colunas ha labrado,
    y el techo de oro fino, y la moldura,
    y el estrado de púrpura adornado,
    y en medio dél mi amor está asentado.
  • Esposa
  • Salid, hijas de Sion, salí á porfía,
    vereis á Salomón Rey coronado
    con la corona rica, que en el dia
    de su gozo su madre le habia dado,
    quando con regocijo, y alegría
    conmigo desposó el mi lindo amado:
    salid, vereis la cosa mas hermosa,
    quel mundo tiene acá, y más graciosa.
  • Capítulo IV
  • Esposo
  • ¡O cómo eres hermosa, dulce amada!
    y tus ojos son bellos y graciosos,
    como de una paloma muy preciada,
    entre esos tus copetes tan hermosos:
    tu cabello paresce una manada
    de cabras, y cabritos, que gozosos
    del monte Galaad vienen baxando,
    el pelo todo liso, y relumbrando.
  • Los tus hermosos dientes parescian
    un rebaño de ovejas muy preciado,
    las quales de lavarse ya venian
    del rio, el vellon viejo trasquilado,
    tan blancas, tan parejas, que se vian
    pasciendo por el campo, y por el prado:
    estéril entre todas no la habia,
    dos cordericos cada qual trahia.
  • Hilo de carmesí bello, y polido
    son los tus labios, y tu hablar gracioso:
    tus mexillas á mí me han parescido
    un casco de granada muy hermoso:
    y aquese blanco cuello liso y erguido,
    castillo de David fuerte, y vistoso:
    mil escudos en él están colgados,
    las armas de los fuertes, y estimados.
  • Los tus pechos dos blancos cabritillos
    parescen, y mellizos, que pasciendo
    están entre violetas ternecillos,
    en medio de las flores revolviendo:
    mientras las sombras de aquellos cerrillos
    huyen, y el dia viene reluciendo,
    voy al monte de mirra, y al collado
    del encienso á cogerle muy preciado.
  • Del todo eres hermosa, amiga mia,
    no tiene falta alguna tu hermosura,
    del líbano desciende, mi alegría,
    vente para mí, y esa espesura
    de Hermon, y de Amana, que te tenia,
    dexayla de seguir, qu’ es muy obscura,
    donde se crian onzas, y leones
    en las obscuras cuevas, y rincones.
  • El corazon, Esposa, me has robado
    en una sola vez, que me miraste,
    con el sartal del cuello le has atado;
    ¡quán dulce es el amor, con que me amaste!
    mas sabroso quel vino muy preciado:
    ¡ó quán suave olor, que derramaste!
    panal están tus labios destilando,
    y en leche, y miel tu lengua están nadando.
  • Tu vestido, y arreo tan presciado
    en su olor al del líbano paresce,
    eres un huerto hermoso, y bien cerrado,
    que ninguno le daña, ni le empesce:
    fuente sellada, qu’ él que la ha gustado,
    en el tu dulce amor luego enternesce:
    jardin todo plantado de granados
    de juncia, mirra, y nardos muy presciados.
  • Donde tambien el azafran se cría,
    canela, y cinamomo muy gracioso,
    y toda suavidad de especería,
    linaloe con todo lo oloroso:
    fuente eres de los huertos, alma mia,
    pozo de vivas aguas muy sabroso,
    que del líbano baxan sosegadas,
    y en este pozo están muy reposadas.
  • Sus vuela, cierzo, ea, no parezcas
    por mi hermoso huerto, que he temor,
    que con tu dura fuerza me le empezcas,
    llevándome mis fructos, y mi olor:
    vén, ábrego, que ablandes, y enternezcas
    mis plantas, y derrames el su olor:
  • Esposa
  • Venga á mi huerto, y coja sus manzanas,
    mi amado, y comerá las muy tempranas.
  • Capítulo V
  • Esposo
  • Vine yo al mi huerto, hermana Esposa,
    y ya cogí mi mirra, y mis olores,
    comí el panal, y la miel sabrosa,
    bebí mi vino, y leche, y mis licores:
    venid, mis compañeros, que no es cosa,
    de dexeis de gustar tales dulzores:
    bebed hasta embriagaros, que es suave
    mi vino: el que mas bebe, mas le sabe.
  • Esposa
  • Yo duermo, al parescer, muy sin cuidado,
    mas el mi corazon está velando:
    la voz de mi querido me ha llamado.
  • Esposo
  • Abreme, amiga mia, que esperando
    está la tu paloma este tu amado:
    ábreme, que está el cielo lloviznando:
    mi cabello, mi cabeza está mojada
    de gotas de la noche, y rociada.
  • Esposa
  • Todas mis vestiduras me he quitado,
    ¿cómo me vestiré, que temo el frio?
    y habiéndome tambien los pies lavado,
    ¿cómo me ensuciaré yo, amado mio?
  • Con su mano mi Esposo habia probado
    abrirme la mi puerta con gran brio,
    por entre los resquicios la ha metido,
    el corazon en mí ha estremecido.
  • Levantéme yo á abrirle muy ligera,
    de mis manos la mirra destilaba,
    la mirra, que de mis manos cayera,
    mojó la cerradura, y el aldaba:
    abríle; mas mi amor ya ido era,
    qu’el alma, quando abria, me lo daba:
    busquéle, mas hallarle no he podido;
    llaméle, mas jamas me ha respondido.
  • Halláronme las guardas, qu’en lo obscuro
    de la noche velaban con cuidado:
    hiriéronme tambien los que en el muro
    velaban, y aun el manto me han quitado.
  • O hijas de Sion, aquí os conjuro,
    digais, si acaso viéredes mi amado,
    quán enferma me tienen sus amores,
    quán triste, y quán amarga, y con dolores.
  • Compañeras
  • ¿Qué tal es ese, que tú tanto amaste,
    ó hermosa sobre todas las mugeres,
    aquel por quien ansí nos conjuraste?
  • Dinos las señas dél, si las supieres,
    que aquel que con tal pena tú buscaste,
    hermoso debe ser, pues tú le quieres.
  • Esposa
  • Mi amado es blanco, hermoso, y colorado:
    vandera entre millares ha llevado.
  • La su cabeza de oro es acendrado,
    son crespos, y muy negros sus cabellos,
    los ojos de paloma á mi amado,
    grandes, claros, graciosos, y muy bellos,
    de paloma qu’ en leche se ha bañado,
    tan lindos que bast’ á herir con ellos,
    en lo lleno del rostro están fixados,
    del todo son hermosos, y acabados.
  • Son como heras de plantas olorosas
    de confeccion suave sus mexillas,
    sus labios son violetas muy hermosas,
    qu’ estilan mirra, y otras maravillas,
    reiletes de oro muy preciosas
    sus manos, quando él quiere descubrillas:
    su vientre blanco de marfil labrado,
    de zafíros muy ricos adornado.
  • Colunas son de un mármol bien fundadas
    en basas de oro fino muy polido,
    sus piernas, fuertes, recias, y agraciadas;
    y el su semblante grave, y muy erguido
    como plantas de cedro, que plantadas
    en el líbano están, me ha parescido;
    su paladar manando está dulzura,
    y todo él es deseo, y hermosura.
  • Tal es el mi querido, tal mi amado,
    tales son sus riquezas, sus haberes,
    por este tal os he yo conjurado,
    porque en él solo están los mis placeres.
  • Compañeras
  • ¿Dó fué ese amado tuyo tan presciado,
    ó hermosa sobre todas las mugeres?
    dinos, ¿dó fué? que todas nos iremos
    juntas contigo, y te le buscaremos.
  • Capítulo VI
  • Esposa
  • Mi amado al huerto suyo ha descendido,
    á las heras de plantas olorosas:
    su ganado en mi huerto le ha metido,
    á apascentarlo allí, y coger rosas,
    á solo aquel mi amado he yo querido,
    y el tambien á mí sola entre sus cosas:
    el mi querido es solo entre pastores,
    qu’ el ganado apascienta entre mil flores.
  • Esposo
  • Como Thirsa, mi amada, eres hermosa,
    y como Hierusalem polida y bella,
    como esquadron de gente eres vistosa,
    y fuerte, mil vanderas hay en ella:
    vuelve de mí tus ojos, dulce Esposa,
    tu vista me hace fuerza solo en vella:
    tu cabello paresce á las manadas
    de cabras, que de Galaad salen pintadas.
  • Una manada, linda mia, de ovejas,
    me han tus hermosos dientes parescido,
    que trasquiladas ya las lanas viejas,
    del rio de bañarse han subido,
    tan blancas, tan lucientes, tan parejas,
    cada qual dos corderos ha parido:
    tus mexillas un casco de granada
    entre esos tus copetes asentada.
  • Sesenta reynas todas coronadas,
    y ochenta concubinas me servian,
    las doncellas no pueden ser contadas,
    que número, ni cuento no tenian;
    mas una es mi paloma, y humilladas
    todas á mi perfecta obedescian:
    y única á su madre aquésta fuera,
    esta es sola, que otra no pariera.
  • Las hijas que la vieron, la llamaron
    la bienaventurada, y la dichosa,
    reynas, y concubinas la loaron
    entre todas por bella, y graciosa:
    todos los que la vieron, se admiraron,
    diciendo, ¿quién es esta tan hermosa,
    que como el alba muestra su frescura,
    y como luna clara su hermosura?
  • Como el sol entre todas se ha escogido,
    fuerte como esquadron muy bien armado.
  • Al huerto del nogal he descendido,
    por ver si daba el fructo muy preciado,
    mirando si la viña ha florescido,
    y el granado me daba el fructo amado.
  • Esposa
  • No sé cómo me pude ir tan ligera,
    que mi alma allá en un punto me pusiera.
  • Carros de Aminadab muy presurosos
    los mis ligeros pasos parescian,
    y los que me miraban deseosos
    de verme, ó Sunamite, me decian,
    vuelve, vuelve esos ojos tan graciosos,
    ten tus ligeros pies, que ansí corrian:
    decian, Sunamita, que mirastes,
    que como un esquadron os adornastes.
  • Capítulo VII
  • Compañeras
  • Quán bellos son tus pasos, y el de tu andar,
    los tus graciosos pies, y ese calzado,
    los muslos una aljorca por collar,
    de mano de maestro bien labrado:
    tu ombligo es una taza circular,
    llena de un licor dulce muy preciado,
    monton de trigo es tu vientre hermoso,
    cercado de violetas, y oloroso.
  • Tus pechos son belleza, y ternura,
    dos cabritos mellizos, y graciosos;
    y torre de marfil de gran blancura
    tu cuello, y los tus ojos tan hermosos
    estanques de Esebon de agua pura,
    qu’en puerta Batrabim están vistosos:
    tu nariz una torre muy preciada,
    del líbano á Damasco está encarada.
  • Tu cabeza al carmelo, levantado
    sobre todos los montes, parescia:
    y el tu cabello roxo, y encrespado,
    color de fina púrpura tenia:
    el Rey en sus regueras está atado,
    que desasirse de ahí ya no podia:
    ¡ó quán hermosa eres, y agraciada,
    amiga, y en deleytes muy presciada!
  • Una muy bella palma, y muy crescida
    parece tu presencia tan preciada,
    de unos racimos dulces muy ceñida,
    que son tus lindos pechos, desposada.
  • Dixe, yo subiré en la palma erguida,
    asiré los racimos de la amada,
    racimos de la vid dulces, y hermosos
    serán tus pechos lindos, y graciosos.
  • Un olor de manzanas parecia
    el huelgo de tu boca tan graciosa,
    y como el suave vino bien olia:
    tu lindo paladar, ó linda Esposa,
    qual vino que al amado bien sabia,
    y á las derechas era dulce cosa,
    que despierta los labios ya caidos,
    y gobierna la lengua y los sentidos.
  • Esposa
  • Yo soy enteramente de mi Esposo,
    y él en mí sus deseos ha empleado:
    ven pues, amado dulce, y muy gracioso,
    salgamos por el campo, y por el prado,
    moremos en las granjas, qu’ es sabroso
    lugar para gozar muy sin cuidado,
    muy de mañana nos levantarémos,
    y juntos por las viñas nos iremos.
  • Verémos, si la vid ya florescia,
    y al granado nos muestra ya sus flores,
    si el dulce fructo ya se descubria:
    allí te daré yo los mis amores,
    la mandrágora allí su olor envia,
    y allí las fructas tienen sus dulzores;
    que yo todas las fructas, dulce amado,
    allá en mi casa te las he guardado.
  • Capítulo VIII
  • ¿Quién como hermano mio te me diese,
    qu’el pecho de mi madre hayas mamado?
    dó quiera que yo hallarte pudiese,
    mil besos, mil abrazos te habria dado,
    sin que me despreciase el que me viese,
    sabiendo que en un vientre hemos andado:
    en casa de mi madre te entraria,
    y allá tu dulce amor me enseñaria.
  • Del vino que adobado yo tenia,
    haria que bebieses que es preciado,
    y el mosto de granadas te daria;
    la su mano siniestra del mi amado
    baxo la mi cabeza la ponia,
    y con la su derecha me ha abrazado.
  • O hijas de Sion, no hagais ruido,
    porque mi dulce amor está dormido.
  • Compañeras
  • ¿Quién es esta, que sube recostada
    del desierto, y echada la su mano
    sobre su amado tiene, y delicada?
  • Esposa
  • Allí te desperté só aquel manzano,
    adonde te parió tu madre amada;
    allí sintió el dolor, que no fué vano.
  • Esposo
  • Sobre tu corazon me pon por sello,
    amada, y sobre el brazo, y en tu cuello.
  • Ansí como la muerte es el amor,
    duros como el infierno son los zelos,
    las sus brasas son fuego abrasador,
    que son brasas de Dios, y de sus cielos,
    muchas aguas no pueden tal ardor
    apagar, ni los rios con sus hielos;
    el qu’...este amor alcanza, ha despreciado
    quanto haber este mundo le ha enviado.
  • Esposa
  • Pequeña es nuestra hermana, aún no tenia
    pechos; mientras le nascen, ¿qué haremos,
    quando se hablare della, vida mia?
  • Esposo
  • Una pared muy fuerte labrarémos,
    y un palacio de plata yo le haria;
    y las puertas de cedro le pondremos;
    y dentro del palacio ella encerrada,
    estará muy segura, y muy guardada.
  • Esposa
  • Yo soy bien fuerte muro, Esposo amado,
    y mis pechos son torre bien fundada.
  • Esposo
  • Bien segura estará puesta á mi lado.
  • Esposa
  • No hay donde pueda estar mejor guardada:
    que luego que á tus ojos he agradado,
    quedé yo en paz, temida, y aceptada;
    y ansí con tal Esposo estoy segura,
    que no me enojará de hoy mas criatura.
  • En Bal-hamon su gran viña tenia
    Salomón, entregada á los renteros,
    cada qual por los fructos que cogia,
    de plata le trahia mil dineros;
    mas me rentará á mí la viña mia,
    que me la labraré con mis obreros:
    mil dan á Salomón, y ellos ganaban
    docientos, de los fructos que sacaban.
  • Esposo
  • Estando tú en el huerto, amada Esposa,
    y nuestros compañeros escuchando,
    haz que oya yo tu voz graciosa,
    que al tu querido Esposo está llamando.
  • Esposa
  • Vén presto, amigo mio, que tu Esposa
    te espera, vén corriendo, vén saltando,
    como cabras, ó corzos corredores,
    sobre los montes altos, y de olores.

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