.

GOTICO

↑ Grab this Headline Animator

..

mitos-mexicanos juegos gratis Creative Commons License Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.

.

.

-

,

jueves, mayo 01, 2008

FRASES -- LEYES DE MURPHY




Leyes de Murphy

_
¿QUE ES LO QUE DENOMINAMOS COMO "LA LEY DE MURPHY"?
_
La Ley de Murphy es una forma de explicar los infortunios de todo tipo de ámbitos, que a grandes rasgos se basa en la frase "Si algo puede salir mal, saldrá mal", y se puede utilizar en todo tipo de situación, desde la vida cotidiana, hasta las situaciones más importantes.
Lo que no saben muchos, es que Murphy, era "ingeniero esperimental en cohetes sobre rayles", y cuando algo salia mal, hacia mucho ruido, entre otras cosas.

_
Si te gusta, tienen tu medida y te queda bien, será demasiado caro.
(Tercera ley de Hadley sobre la compra de ropa)

Si te gusta, tienen tu medida, te queda bien y lo pagas, se te estropeará al primer lavado.
(Cuarta ley de Hadley sobre la compra de ropa)

Si es bueno, frecuentemente no se encuentra.
(Ley de Herblok)

Si unos zapatos son cómodos, son feos.
(Ley de Mr. Gold)

La información de la Asociación de Consumidores sobre el producto te llegará una semana después de comprarlo. (Llei de Beryl)
Corolario: Lo que has comprado se define como inaceptable.

Sesenta días de garantía garantizan que el producto se autodestruye el día 61.
(Primera ley de Sinteto dedicada a los consumidores)

La naturaleza nos odia.
(Primer día del invierno)

No pierdas nunca ninguna pieza.
(Primera regla del bricolage bien hecho)

Frecuentemente los trabajos más fáciles no se hacen porque parece que habrá tiempo para hacerlo.
(Axioma de Dehay)

Un juguete irrompible es útil para romper otros juguetes.
(Ley de Van Roy)

Si haces alguna cosa convencido de que todos lo agradecerán, habrá alguién que lo encontrará mal hecho.
(Primer corolario de Chislom)

Si explicas una cosa con toda claridad para que todos lo entiendan
habrá alguién que no lo entenderá.

Una criatura és poca cosa pero dos son demasiado.
(Axioma del señor O'Foole)

Si no pierdes la cabeza cuando los demás la pierden te dirán que no entiendes el problema.
(Ley de Evans)

Aléjate del físico que está a punto de hacer un descubrimiento.
(Abuelos de Matz)

Los que viven más cerca llegarán los últimos.
(Ley de las llegadas)

Nunca te conformes con aquello a lo que puedas llegar.
(Ley económica de Baker)

La seguridad no existe. No hay managers. Las rebajas están prohibidas. La ayuda al consumidor es pecado. Los trabajadores son un problema.
(Ley de Brook del tendero)

Lo que buscas nunca está.
(Principio de Fimman sobre las rebajas)

Nada de lo que se anuncia como "NUEVO" lo es.
(Primera regla de Mr. Herschiser)

Todo lo que se anuncia como "NUEVO", es más caro.
(Segunda regla de Mr. Herschiser)

Todo lo que se anuncia como "COMPLETAMENTE" NUEVO" es mucho más caro.
(Tercera regla de Mr. Herschiser)

Si te gusta, no habrá ninguna a tu medida.
(Primera ley de Hadley sobre la compra de ropa)

Si te gusta y tienen tu medida, no te quedará bien.
(Segunda ley de Hadley sobre la compra de ropa)

En una casa de tres plantas el ascensor està 9 veces sobre 10 en una planta diferente a aquella donde tu estás.
(Ley de Dedua)

La bolsa donde están los huevos es la que se rompe.
(Principio de Woodvide sobre la compra)

Siempre te felicitarán por aquello que es más fácil de hacer. Ejemplo: Si haces pato al horno te felicitarán por las patatas.
(Tercera ley sobre la confusión en la cocina)

Tu invitado es siempre alérgico a aquellos ingredientes que más te han costado encontrar.
(Cuarta ley sobre la confusión en la cocina)

No puedes caer más abajo del suelo. (Ley de Pand)
Comentario: Los niños necesitan tres años para aprender la ley de Pand.

Si tienes un trabajo difícil, encárgaselo a un "manta" y encontrará una manera más fácil de hacerlo.
(Ley de Hlades)

No puedes determinar con anticipación que cara de la rebanada de pán untarás con la mantequilla.
(Ley de la perversidad de la naturaleza)

El primer mito del "management" és que existe. (Ley de Heller) Nadie conoce realmente lo que pasa dentro de una organización.

Si no puedes hacerlo dilúyelo.
(Ultima ley sobre el diseño de productos)

Si un artículo se anuncia con un valor de "menos de 5000" no creas que valdrá 2.000.
(Axioma de las compras de Reis)

Sólo recuerdas que tienes que enviar una carta, cuando no tienes ningún buzón cerca.
(Ley de Louis)

La gente quiere comprar cualquier cosa, de la cual no hay stock.
(Ley de Louis)

El curriculum ideal llegará un día después de que la plaza haya sido ocupada.
(Ley de Drummond sobre el fichaje de personal)

Nunca sabes quién tiene razón, siempre sabes quién manda.
(Ley de Whistler)

La organización de cualquier burocrácia se parece mucho a una fosa aséptica. Los trozos más gruesos siempre suben a la superficie.
(Ley del señor Imhoff)

No hay límites al modo de como nos pueden llegar las malas noticias.
(Ley de Hane)

Procura que te vean al lado de gente importante.
(Segunda regla de Spark para los ejecutivos)

Habla con la autoridad, pero sólo de cuestiones obvias.
(Tercera regla de Spark para los ejecutivos)

Evita discutir los temas de manera profunda, pero si no tienes otro remedio plantea una pregunta estúpida. Desconcertarás a tu oponente y lo harás canviar de tema.
(Cuarta regla de Spark para los ejecutivos)

Cierra siempre la puerta del despacho. Esto coloca las visitas a la defensiva y hace que siempre parezca que estés en una reunión importante.
(Quinta regla de Spark para los ejecutivos)

Cambiarlo todo es básico para ser un buen líder.
(Primera ley de Vay sobre los líderes)

Ninguna vida humana, ninguna propiedad y ninguna libertad están seguras mientras se puede legislar.
(Postulado de Jacquin sobre el gobierno democrático)

Una pipa ofrece a un hombre sabio tiempo pera pensar y a un niño alguna cosa para ponerse a la boca.
(Paradoja de Trichmanm)

Nunca nada es acabado por una persona razonable.
(Ley de Bucy)

Hay cosas imposibles de conocer, pero es imposible saber cuales son.
(Precepto de Jaffe)

El autobús llega sólo, cuando ya has andado tanto trozo, que no tiene sentido tomarlo.
(Ley de Gray sobre el autobús)

Nunca nadie nos preocupa ó entiende realmente lo que hace otro.
(ley de la individualidad)

Es mejor tener un final horrible, que horrores sin fín.
(Ley de Matschs)

Una comisión son doce personas, haciendo el trabajo de una.
(Comentario de Kennedy sobre las comisiones)

La corrupción del gobierno se conjuga siempre en pasado.
(Principio del Watergate)

Te expliquen lo que te expliquen nunca és toda la verdad. Te hablen de lo que te hablen, te están hablando de dinero.
(Primeros dos principios políticos de Tood)

Cuando un político tiene una idea, generalmente la tiene equivocada. (Quinta regla de la política)309 No hay nunca dos partes iguales.
(Ley de la playa)

Equivocarse és humano, pero parece divino.
(Observación de Mae West)

Cualquier cosa que se puede cambiar, se debe cambiar hasta que no quede tiempo para cambiar nada.
(Primera ley sobre la planificación empresarial)

Un loco con dinero, es elegido facilmente.
(Ley de Walton sobre la política)

Cuanto más deprisa caes más tiempo necesitas para levantarte.
(Ley de Saltamartí)

El Dragón -- RAY BRADBURY

El Dragón
Ray bradbury


_
La noche soplaba en el escaso pasto del páramo. No había ningún otro
movimiento. Desde hacía años, en el casco del cielo, inmenso y tenebroso, no
volaba ningún pájaro. Tiempo atrás, se habían desmoronado algunos pedruscos
convirtiéndose en polvo. Ahora, sólo la noche temblaba en el alma de los dos
hombres, encorvados en el desierto, junto a la hoguera solitaria; la oscuridad les
latía calladamente en las venas, les golpeaba silenciosamente en las muñecas y
en las sienes.
Las luces del fuego subían y bajaban por los rostros despavoridos y se volcaban
en los ojos como jirones anaranjados. Cada uno de los hombres espiaba la
respiración débil y fría y los parpadeos de lagarto del otro. Al fin, uno de ellos atizó
el fuego con la espada.
¡No, idiota, nos delatarás!
¡Qué importa! dijo el otro hombre. El dragón puede olernos a kilómetros de
distancia. Dios, hace frío. Quisiera estar en el castillo.
Es la muerte, no el sueño, lo que buscamos...
¿Por qué? ¿Por qué? ¡El dragón nunca entra en el pueblo!
¡Cállate, tonto! Devora a los hombres que viajan solos desde nuestro pueblo al
pueblo vecino.
¡Que se los devore y que nos deje llegar a casa!
¡Espera, escucha!
Los dos hombres se quedaron quietos.
Aguardaron largo tiempo, pero sólo sintieron el temblor nervioso de la piel de los
caballos, como tamboriles de terciopelo negro que repicaban en las argollas de
plata de los estribos, suavemente, suavemente.
Ah... el segundo hombre suspiró. Qué tierra de pesadillas. Todo sucede
aquí. Alguien apaga el Sol; es de noche. Y entonces, y entonces, ¡oh, Dios,
escucha! Dicen que este dragón tiene ojos de fuego y un aliento de gas
blanquecino; se le ve arder a través de los páramos oscuros. Corre echando rayos
y azufre, quemando el pasto. Las ovejas aterradas, enloquecen y mueren. Las
mujeres dan a luz criaturas monstruosas. La furia del dragón es tan inmensa que
los muros de las torres se conmueven y vuelven al polvo. Las víctimas, a la salida
del Sol, aparecen dispersas aquí y allá, sobre los cerros. ¿Cuántos caballeros,
pregunto yo, habrán perseguido a este monstruo y habrán fracasado, como
fracasaremos también nosotros?
¡Suficiente, te digo!
¡Más que suficiente! Aquí, en esta desolación, ni siquiera sé en que año
estamos.
Novecientos años después de Navidad.
No, no murmuró el segundo hombre con los ojos cerrados. En este páramo
no hay Tiempo, hay sólo Eternidad. Pienso a veces que si volviéramos atrás, el
pueblo habría desaparecido, la gente no habría nacido todavía, las cosas estarían
cambiadas, los castillos no tallados aún en las rocas, los maderos no cortados aún
en los bosques; no preguntes cómo sé; el páramo sabe y me lo dice. Y aquí
estamos los dos, solos, en la comarca del dragón de fuego. ¡Que Dios nos
ampare!
¡Si tienes miedo, ponte tu armadura!
¿Para qué? El dragón sale de la nada; no sabemos dónde vive. Se desvanece
en la niebla; quién sabe a dónde va. Ay, vistamos nuestra armadura, moriremos
ataviados.
Enfundado a medias en el corselete de plata, el segundo hombre se detuvo y
volvió la cabeza.
En el extremo de la oscura campiña, henchido de noche y de nada, en el corazón
mismo del páramo, sopló una ráfaga arrastrando ese polvo de los relojes que
usaban polvo para contar el tiempo. En el corazón del viento nuevo había soles
negros y un millón de hojas carbonizadas, caídas de un árbol otoñal, más allá del
horizonte. Era un viento que fundía paisajes, modelaba los huesos como cera
blanda, enturbiaba y espesaba la sangre, depositándola como barro en el cerebro.
El viento era mil almas moribundas, siempre confusas y en tránsito, una bruma en
una niebla de la oscuridad; y el sitio no era sitio para el hombre y no había año ni
hora, sino sólo dos hombres en un vacío sin rostro de heladas súbitas,
tempestades y truenos blancos que se movían por detrás de un cristal verde; el
inmenso ventanal descendente, el relámpago. Una ráfaga de lluvia anegó la
hierba; todo se desvaneció y no hubo más que un susurro sin aliento y los dos
hombres que aguardaban a solas con su propio ardor, en un tiempo frío.
Mira... murmuró el primer hombre. Oh, mira, allá.
A kilómetros de distancia, precipitándose, un cántico y un rugido: el dragón.
Los hombres vistieron las armaduras y montaron los caballos en silencio. Un
monstruoso ronquido quebró la medianoche desierta y el dragón, rugiendo, se
acercó y se acercó todavía más. La deslumbrante mirilla amarilla apareció de
pronto en lo alto de un cerro y, en seguida, desplegando un cuerpo oscuro, lejano,
impreciso, pasó por encima del cerro y se hundió en un valle.
¡Pronto!
Espolearon las cabalgaduras hasta un claro.
¡Pasará por aquí!
Los guanteletes empuñaron las lanzas y las viseras cayeron sobre los ojos de los
caballos.
¡Señor!
Sí; invoquemos su nombre.
En ese instante, el dragón rodeó un cerro. El monstruoso ojo ambarino se clavó en
los hombres, iluminando las armaduras con destellos y resplandores bermejos.
Hubo un terrible alarido quejumbroso y, con ímpetu demoledor, la bestia prosiguió
su carrera.
¡Dios misericordioso!
La lanza golpeó bajo el ojo amarillo sin párpado y el hombre voló por el aire. El
dragón se le abalanzó, lo derribó, lo aplastó y el monstruo negro lanzó al otro
jinete a unos treinta metros de distancia, contra la pared de una roca. Gimiendo,
gimiendo siempre, el dragón pasó, vociferando, todo fuego alrededor y debajo: un
sol rosado, amarillo, naranja, con plumones suaves de humo enceguecedor.
¿Viste? gritó una voz. ¿No te lo había dicho?
¡Sí! ¡Sí! ¡Un caballero con armadura! ¡Lo atropellamos!
¿Vas a detenerte?
Me detuve una vez; no encontré nada. No me gusta detenerme en este páramo.
Me pone la carne de gallina. No sé que siento.
Pero atropellamos algo.
El tren silbó un buen rato; el hombre no se movió.
Una ráfaga de humo dividió la niebla.
Llegaremos a Stokel a horario. Más carbón, ¿eh, Fred?
Un nuevo silbido, que desprendió el rocío del cielo desierto. El tren nocturno, de
fuego y furia, entró en un barranco, trepó por una ladera y se perdió a lo lejos
sobre la tierra helada, hacia el norte, desapareciendo para siempre y dejando un
humo negro y un vapor que pocos minutos después se disolvieron en el aire
quieto.

Seguidores

UNOS SITIOS PARA PERDERSE UN RATO

¿QUIERES SALIR AQUI? , ENLAZATE