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domingo, junio 03, 2007

EMPEZEMOS OTRA VEZ // JOSE N. SEPULVEDA

Ensayo de una fustracion: “Empecemos otra vez”
Por José N. Sepúlveda


ATENCION: CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD HA DE SER
QUE LA REALIDAD ME AFECTO DEMASIADO


“I never wanted to be your weekend lover
I only wanted to be some kind of friend”

Purple rain

“Do you really want to hurt me?
Do you really want to make me cry?”

Culture club

“aún ni siquiera te tengo
Y ya tengo miedo de perderte amor
(...)No me queda más refugio que la fantasía
No me queda más que hacer, que hacerte una poesía”

Te vi venir – Sin bandera


Mi angel, amor de mi vida, ¿cómo volver a encontrarte en otra gente si tu eres
tan única como un copo de nieve, y tan fría?. Me quita el aliento para darle vida
a mi corazón y a su belleza, no tengo dudas. No hay mal sin Dios, y no existe la
belleza de una sonrisa sin la ternura de los ojos brillantes como no hay amor
sin mi ángel, pero si hay un beso con un corazón roto, que otra vez como hace
varios años ya deviene en latidos acelerados y manos sudorosas, y la
ansiedad... mi cruel verdugo que me encaminó tras las rejas de esta celda me
alerta de que ella está cerca otra vez. Esta no es una historia de amor, más de
obsesión, ya lo creo, pero que más da si al genio lo tratan de loco, que al
menos me escuche como poeta y no como un amigo desesperado...
No sé si sirve de algo en realidad, estoy empezando a creer que en la vida lo
que aparenta no tener sentido son las cosas que vale la pena aventurar, pero
eso sería un lógica demasiado simple para las idas y vueltas de todos los días,
no tengo tanta suerte. Gracias a Dios que el café caliente nunca falta en esta
estación de servicio, está lloviendo otra vez y las nubes cierran la posibilidad de
un atardecer rojizo y cálido, como cada vez que tus palabras cerraron mi salida
de tu vida, más de una vez me vio llorar este mismo camino que me incita a
soñar con un escape valiente y honroso, pero odiosamente repulsivo para mi
corazón idiota; condenado a muerte, sería una verdadera salida, maldito por los
crueles cupidos de estos oscuros parajes, parece que no me dejarán morir
hasta que reciba un beso de amor verdadero, de los que nunca me diste.
...Es decir, creo que la conozco de toda la vida, por lo menos desde que tengo
recuerdos, desde el jardín o la escuela primaria. Pero siempre caminamos por
caminos paralelos y distantes, yo tenía mis amigos del barrio, ella amigos en
otro lugar, pasé desapercibido durante años en su vida, en la vida de todos mis
compañeros.
Ahora bien, no la conocía tanto como creí, o no la conocía lo suficiente como
para darme cuenta de que la niña de guardapolvo blanco tableado, de cabello
castaño brillante atados con una cinta azul combinando con las medias color
tinta, de piel blanca y suave, de gestos infantiles y dulces como cada chica de
aquel colegio, se había convertido en una mujer hermosa, su figura trazaba
curvas que atraían hasta al más distraído, y sus piernas largas y hermosas
envolvían las fantasías de unos cuantos, sus manos suaves parecían las alas
de un ángel que con sus caricias revelaba cada secreto oculto en el corazón,
no existen palabras para describir el color suave y profundo de sus ojos.
A mi ya me habían roto el corazón una o dos veces, obviamente la popularidad
no era mi virtud más sobresaliente, prefería la soledad bohemia que solo los
fracasados podemos alcanzar; ya había declarado mi amor a por lo menos tres
chicas, ninguna demasiado importante, también poseía algunos secretos del
amor muy valiosos que nunca pude poner en práctica, por ejemplo: no te
enamores de una mujer hermosa (importante patrimonio); y estaba listo para
amar y ser amado, esto último increíblemente más difícil que lo otro.
Una sonrisa del otro lado del curso y la flecha del maldito cupido que me
destrozaba las entrañas de saber que sólo era esa sonrisa, una sonrisa que
para mi era lo más hermoso del mundo, era un sueño de ilusiones construidas
todas las noches en la almohada, esa sonrisa que me dormía en fantasías con
los ojos abiertos y brillantes como nunca antes, pero seguía siendo esa sonrisa
que aún hoy sacude las columnas de mi cordura y seguridad. De que sirve la
confianza y seguridad en uno mismo si con una sonrisa no puedo ni siquiera
intentar un “hola”, ¿cuál es la trampa que encierra?, es un misterio que nunca
voy a descifrar, por el solo hecho de que al parecer soy el único afectado por
ese hechizo y porque nadie se percató siquiera de que ella me estaba
sonriendo en ese momento.
Soñaba con nosotros de la mano por cada paseo, por cada plaza, por cada flor
un suspiro profundo como si realmente alguna vez el amor nos podría suceder,
pero eso es tan difícil como una banda de jazz en un pub de aquí, tan difícil
como una orquesta de tango ovacionada por los egresados, tan difícil como un
chico como yo con una chica como vos caminando juntos de la mano. Lo más
increíble es cada vez que la miro, que la observo, ni siquiera parece afectarle el
brillo de mis ojos enamorados, y no me puedo mentir , ella ni se imagina cuanto
la amo, o no lo quiere imaginar (y eso me hace odiarla también).
Más de una vez forcé el destino y conseguí encuentros casuales bien
planeados, esperar en esa calle por la que siempre pasabas, buscar motivos
inexistentes para poder ir de urgencia a tu casa, y el terror de que la verdad se
descubra en esos vibrantes momentos ponía vida a mis tardes, aunque me
desvelaba hasta el alba.
Tenía novio (encima!!!), un chico no demasiado común, más bien parte de la
misma maldición: Buen mozo, excelente jugador de fútbol y mejor
basquetbolista, un amigo sincero y simpático, que había sido abanderado y
ahora estudiaba abogacía; todas cosas que yo apenas soñaba ser (alguna
vez). Un obstáculo difícil de superar, aunque no imposible (imposible era lograr
que ella me amara). Como una luz en el medio de las mazmorras del infierno,
los problemas entre ellos se hicieron más duros y recurrentes, cuando se cierra
la puerta la ventana siempre queda abierta. ¿Cuál espíritu me guió en la
estúpida idea de convertirme en ese amigo protector y tierno? Seguramente fue
aquel angel gris, ese que con el afán de ayudar a los hombres sensibles les
regala penas mayores, ese que aún cree que el único amor verdadero es aquel
que nunca se consuma, siempre floreciendo...
Que mezquino es el destino, que solo se conforma con cruzar caminos sin
siquiera intentar trenzarlos de alguna mágica manera. Así, ella me quiso y yo la
amé, ella se sintió mejor, yo creí morir. Abrazos, paseos, caricias y charlas.
Y ahora si siento vergüenza porque si bien éramos dos, todo eso era para que
ella fuera un poquito más feliz, más el idiota espíritu de mártir que tiene el
amigo enamorado, que impide gritar la agonía del amor a los cuatro vientos,
construye la falsa coyuntura del doble sufrimiento: confesión para luego perder
la amistad, y no ganar el amor; ¡pero querido amigo lo que usted tiene nunca
se llamó amistad! Y sin los extremos no hay coyuntura, solo el camino del
valiente. Todo por ella, así yo podía sufrir más: obviamente que luego de
entender esto traté de quitarme la vida con cuchillos de plástico y canciones de
Arjona, pero nada de esto resultó.
(...) Ella volvió a salir con él como si nada hubiera pasado entre nosotros,
podría decir que estaba feliz por ella, pero en realidad ni siquiera podía hablar,
nunca me había sentido tan estúpido! Como ella iba a pensar en mi como su
novio o algo así, ella tan hermosa y jovial, yo tan introvertido y raro para sus
amigas, como voy a creer que ella podría quererme un poco, como me atreví a
creer que podíamos a llegar a ser felices para toda la vida, yo que la escuché
siempre, yo que la ví llorar más de un fin de semana, yo que la consolé y le di
confianza para seguir, yo que le inspiré valor y seguridad, yo que la amé más
que nadie en este mundo, yo que nunca me atrevería a lastimarla como
acostumbraba su novio... pero bueno, ella se fue ese año con su novio para la
capital a estudiar y yo me quedé acostado en mi cama casi nueve días,
engorde 15 quilos y perdí los dos amigos que tenía. Me quedé con la carta que
le había escrito en la mano y una cadenita de oro en el bolsillo, mojado por la
lluvia ese martes en la Terminal cuando te ibas con él, ese que odiabas ¿te
acordás?
Un año después me llamó para mi cumpleaños y me contó lo feliz que era, me
dijo que en su vida yo había sido su amigo más importante, y yo pensé “amigos
para qué, maldita sea” (sin palabras).
Es tan difícil?, es absurdo, no pido millones de dólares, no quiero ser un héroe
recordado por mil generaciones, sólo quiero poder hacer lo me gusta hacer, y
que la mujer de la que me enamoré se enamore de mi; pero aquí estoy
haciendo lo que no me gusta (¿dar lástima?),sin más que pensar en ella y
amarla sin reparos de que ni en recuerdos asoma mi rostro por sus
pensamientos.
Pero que más da seguir intentando, 5 años después volvió, yo no había
cambiado demasiado, ella sí. Estaba sola, de vuelta en el pueblo, no tenía la
misma alegría, más bien parecía cansada de luchar, igual que todos aquí. Y
vino a mí buscando otra vez ese sueño de felicidades que yo ya me sabía de
memoria, ese discurso que no se lo puede negar a nadie, y porque no me
olvido de su sonrisa, la hice reír nuevamente y la inspiré a soñar otra vez como
cuando éramos adolescentes inocentes llenos de valentía; y quedamos de
charlar en unos días.
Y otra vez como cuando chico esperando un llamado que nunca va a llegar, y
la realidad que me quiebra la poca fortaleza que junté en los campos de la
soledad y me nubla de llanto los ojos irritados. Y es que ya no puedo superarlo,
no puedo distinguir la fantasía de la realidad, ¿cómo hago para destruir todos
los recuerdos de largos paseos de la mano que no dimos, de las escapadas a
la playa que no hicimos, de las fiestas que no dimos, de nuestra primera vez
que no tuvimos?, y aunque te sigo viendo y hablando, no sé realmente si estoy
enamorado de vos o de algún fantasma de la persona que fuiste, porque en su
afán de no morir el amor se empecinó con tu perfección de aquellos años. No
te conozco, nunca me interesó encontrar tus defectos, y te construí perfecta
dentro de ese cuerpo frágil, tan efímero, aunque las dudas surgen cada vez
que ese cuerpo se acerca y enciende el frenesí de sensaciones en mi también
débil y efímero cuerpo, ¿o lo habré soñado también?. Ya no soy más que esta
y mil cartas más, y algunos poemas que vos inspiraste. Como dicen las
canciones que escucho ahora, poesía rima con fantasía, y ahora lo puedo
entender, el amor sucede como las flores en septiembre y la lluvia en Junio, tan
natural como fugaz, tan verdadero como intenso, y no existe la posibilidad extra
cósmica de que me pueda ganar tu amor, no vale el esfuerzo, porque el amor
no entiende de méritos.
Esta carta no es para ustedes amigos, aunque si les sirve de algo pueden bien
leerla, ni para vos, amor mío que nunca te conocí, estas letras son para vos
que estas escribiendo, para vos que desperdicias tu vida, que consumís tu
felicidad en la inercia de la fantasía barata, querido y triste amigo, basta de
frustración... empecemos otra vez.

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