UN CUENTO DE AMOR
Cuando caminaba en la oscuridad, atento a las amenazas del bestiario de la
vida, caí en un profundo sueño de años de cansancio... Cuando la humanidad
parecía la única enemiga del amor, la suerte se compadeció de este moribundo
corazón que lloraba, solo, lo que nunca fue. Porque él sólo era un triste
escudero de su señor, Sir Handsome, noble de la corte de su majestad corazón
de león Rey Ricardo y quien se convertiría en Lord al regreso de la guerra
santa.
Sir siempre aconsejaba a Sam, su escudero, y aunque no fueran amigos, eran
caballeros fieles y compañeros. Sir no citaba adornadas frases, el hablaba con
la verdad de los hombres comunes, pues realmente apreciaba al cabizbajo
muchacho.
Nadie ha encontrado jamás la felicidad empuñando una espada, ni ganando
botines de saqueos crueles, nunca envidies mi armadura, porque yo en verdad
envidio al campesino que vela por su familia toda su vida –dijo el noble
Caballero-.
Pero el escudero no podía evitar mirar el horizonte con tristeza.
Pero no es eso lo que envidio de vos, mi señor. Pues aunque alguna vez mi
sueño fue convertirme en un Caballero con vuestra temple, en verdad nunca
conocí el amor. Porque nunca me emborraché en besos, ni dormí bajo los
brazos de una mujer... – explicó el joven Sam-.
Y el Caballero, porque en verdad quería a su escudero, habló con la verdad
como siempre lo hacía.
Me he acostado con docenas de mujeres y amado hasta el cansancio a otras
tantas, pero sólo a la luz de la mañana aparece el amor... Pues así conocí a mi
dama, mi amor, Emily, quien por mi desgracia y suerte de Noble descansa al
lado el Padre Todopoderoso – así confesó su dolor secreto el Noble-.
Y nunca más se habló de esto, porque las lágrimas del Caballero quemaban el
suelo cuando caían. Y realmente nadie creería jamás que con tantas riquezas y
aventuras, Sir Handsome acusare a su vida de miserable.
Y aquí es cuando la suerte hace su jugada macabra, porque no hay historia de
amor donde ella no aparezca.
Porque con el alba el amor llegó, vestido de hermosa princesa. Pues la bella
Lucila, hija de Lord Hamilton, buscaba a su prometido, Sir Handsome. En
cambio, sólo a su escudero encontró en el viejo establo. Y el amor explotó:
pues el nunca había visto cabellos más brillantes y rostro tan hermoso , y ella
nunca había sentido el pecho tan oprimido, ni el aliento tan acelerado...
Pero pronto ambos, el escudero y el Caballero, se apresuraron a la guerra, pues
los infieles amenazaban ya occidente. Innumerables aventuras vivieron Sir
Handsome y el escudero Sam, hermanos de armas, en cinco años de guerra.
Así regresaron, con la victoria en sus manos y con la gloria de Inglaterra en
sus corazones.
Lord Hamilton los esperaba en su castillo, con los preparativos de la boda. La
tragedia se acercaba.
Lord exclamó: - Que entre el héroe de nuestras tierras, que si ningún infiel
pudo con su espada, nadie se atreverá a impedir esta unión-.
Pero una voz de la oscuridad respondió al desafío.
Yo me opongo a esta boda, aunque de buen querer es para mi Sir Handsome,
amo a vuestra hija, y juro por la sangre que derramé por Dios que ella también
me ama- contestó Sam, a quien la guerra le había dado el valor de diez
hombres.
Entonces Sir Handsome, aunque vio el amor en los ojos de su escudero,
replicó: -No me opongo a tus sentimientos vasallo, pero si castigo tu traición.
Porque es de mi conocimiento que estos actos son comunes en los de tu clase,
pero no toleraré estos arrebatos conmigo, vuestro señor. Y tu castigo será la
muerte-.
Deberás vencer el filo de mi espada, que por tantos años os ha defendido de la
muerte. Porque no dejaré escapar el amor como vos lo hicisteis...- exclamó el
escudero.
Entonces moriréis como un perro, bastardo campesino-gritó Sir Handsome.
Así comenzaron la lucha, en la que el noble escudero perdió la vida, pero ganó
honor su nombre, porque es conocido entre Nobles y campesinos el nombre de
Samuel Bravel.
Y en los últimos segundos de agonía, la amada Lucila aparece en la oscuridad,
con lágrimas en los ojos acompaña el sufrimiento de su amado, pues atónita
observó en secreto como el Noble atravesó el cuerpo del escudero con su
espada.
Levantándose en llantos, la bien amada Lucila exclamó al Noble: - Jamás
desposarás a una doncella, pues yo me he entregado a Samuel en cuerpo y
alma, y he prometido en lo profundo de mi corazón seguir siempre a mi
amado hasta el fin del cosmos. Observen entonces mi muerte, porque yo no
dejaré escapar el amor como vos hicisteis...
Y la hermosa Lucila se quitó la vida con la espada de su amado, y esta historia
fue por siempre recordada.
Una luz me despertó, porque yo caminaba en la oscuridad, pero en la mañana
el amor apareció. En mi cama, a mi lado, dormía mi princesa, y aunque ella no
lo sabe, yo alzaría mi espada contra el que amenace nuestro amor y moriría
por ella.
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